El gobierno macrista hizo lo que
todos decían que no se podía hacer, dejar libre el dólar. Y el dólar bajó de
los $15 que cotizaba en el blue a menos de $14. Es más, si no hubiera
movimientos especulativos, si solamente se ajustara la cotización por el valor
que da la base de reservas (con las liquidaciones de granos anunciadas) o el
valor del dólar (tomando la última referencia de dólar libre más la inflación
de EEUU más la argentina) estaría en alrededor de $12.80.- Esto quiere decir que ya está? Que todo se
resolvió? Ni de cerca.
Un ancla para frenar la suba del
dólar fue la tasa alta de interés para plazos cortos. Eso hay que desmontarlo y
ver qué pasa (porque si no, aumenta el costo del crédito y frena la producción
por otro lado). Después hay que ver cuál es la inflación importada que agregan
los componentes extranjeros a valor del nuevo dólar. Después hay que esperar
que todo esto no se desmadre en los precios y … el pequeño detalle de tener que
discutir paritarias en marzo. Con el agravante que empezó a devolver la “caja
agraria” a los dueños de los campos.
De cobrar las exportaciones a casi
$7 por dólar, pasaran a cobrarla a casi $10.-, un nada desdeñable 50% de aumento. No por nada prometieron liquidar
$6.000 millones de ventas de grano en el próximo mes con un aumento de la ganancia
de $1.300 millones de dólares para latifundistas y pools de soja. La gran
pregunta es quién va a pagar esa diferencia que Macri prometió aumentar año tras
año.
Por un lado, la clase media, con el
aumento de impuestos que ya impuso Vidal en Buenos Aires y se extenderá al
resto, sumado a la baja de los subsidios a consumos de energía y transporte. Y
casi con seguridad, la repetición de las últimas paritarias a las que el
gobierno kirchnerista puso un tope del 27% (no homologaba ningún acuerdo por
arriba de esa cifra). ¿Podrá Macri cerrar paritarias en el 28/30% que es la
cifra que necesita? Macri abrió el abanico, llamando al diálogo incluso a los
sectores que el kirchnerismo se negó persistentemente a reconocer, como la CTA.
Más allá de repetir que le dejaron
un país destrozado, el Gobierno se encuentra con una producción agraria muy
alta (130 millones de toneladas), bajo desempleo, bancos atiborrados de dinero,
un altísimo colchón de dólares en manos privadas dentro y fuera del país. Como
contraparte hay una marginalidad no resuelta, una infraestructura de servicios
con serios atrasos y un déficit financiero importante. La apuesta es que el
valor del dólar reactive la producción. La crisis brasilera y el estancamiento
chino juegan en contra.
Pero
la batalla más importante es, de nuevo, quién se va a hacer cargo de pagar la
baja de retenciones y el costo de sincerar una situación que estaba a punto de
explotar. Y los globos, la alegría, la música de Gilda y la buena onda se
acaban rápido cuando el salario no cubre las necesidades. Igual, es menester
reconocer que este giro es parte del giro que obliga la situación para garantizar
el champagne y el caviar en la mesa de los ricos ( ver la entrada Brasil (y los estrechos límites
del progresismo) del 19/04/15 en este blog ). Dilma (con
el apoyo de Lula) ya marcó este rumbo. Se viene un año movido. El kirchnerismo
pateó todo para adelante y ahora no hay más remedio que tomar el toro por las
astas.
.P.D. Pasó un mes de las elecciones y no se ha
escuchado el mínimo balance de parte del kirchnerismo, ni la mínima autocrítica.
Creo que no es parte de su ADN genético.
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